

Así nació Maridala
Muchas veces los peores momentos de la vida nos hacen escribir las mejores historias. Así me sucedió con el tejido. Mi admiración desde hacía varios años por el trabajo de los artesanos wixárikas, mi devoción por los mandalas orientales surgida a partir de la práctica de yoga y un momento de vida muy difícil, me llevaron a aprender a tejer.
Descubrí su poder de sanación y meditación activa, y a partir de ahí no paré. Rápidamente las paredes de mi casa se llenaron de mandalas tejidos, así que empecé a regalarlos. Y fue ahí, al ver cómo cada tejido comenzaba a deslumbrar por sí mismo junto a cada persona que lo recibía, que decidí crear Maridala.
Mi nombre es Mariana y de profesión soy periodista y redactora, pero a lo largo de la vida he encontrado muchos otros caminos que me han ayudado a conocerme más y a conectar conmigo misma como la conexión con los símbolos del tarot, el acercamiento a través de una espiritualidad más amplia a través de la apertura de registros akáshicos, la práctica de yoga y el estudio constante de disciplinas como la cábala y astrología.
Hoy, toda esta sabiduría se ha cristalizado en la creación de mandalas tejidos, donde doy lugar privilegiado a mi anhelo perenne de acompañar a otros hacia la revelación de su propia luz interior, así como a la comprensión de su oscuridad.
Deseo que cada mandala sea una transformación tan profunda como lo ha sido para mí, y que se convierta en una fuente de fortaleza e infinitas posibilidades. Hoy se ha convertido en mi manera de contribuir algo al mundo, y de acompañar a las personas a acercarse cada vez un poco más a su ser más interior.

Tejido para el alma
Cada pieza es una celebración de la singularidad ya que es única y está meticulosamente elaborada con materiales de alta calidad y tejida con el amor y la atención que solo se encuentran en las creaciones artesanales.
Sea cual sea la pieza con la que conectes, está tejida para ti desde que antes que la escogieras, porque creemos que las coincidencias no existen y que hay una conexión divina entre el tejido y la esencia personal de aquel al que le pertenece el mandala.
Cuando el mandala sea tuyo, una meditación te permitirá conectar más intímamente con todo su poder, para que puedas meditar con la pieza e impregnarle la intención que más resuene contigo en este momento.

"Felicidad, no en otro lugar sino aquí, no en otro momento sino ahora"